El ritmo de la ciudad incrementa, al igual que los latidos de mi lengua: corazón húmedo que intento, en vano, controlar. Con puñal en mano desgajo letras mojadas, palabras filosas. Faeno hojas mutiladas por manos inexpertas.
El ritmo incrementa: la pulsión tanática se hace inminente.
Un manto violeta se extiende encrespado sobre el cadáver. Ha quedado lívido, no tiene esperanza.
Es sólo una hoja que ha quedado en blanco. Y yo sólo un Hombre que ha pretendido escribir.
3 comentarios:
Otros hablarían del síndrome de la página en blando, tú nos regalas unas cuantas imágenes inquietantes. Mejor.
qué elogio: "imágenes inquietantes"!
muy amable, alicia.
Sólo, pero con mayúscula. No estan mal los mecanismos de defensa, te feli : )
MAgritte siempre lustra bien.
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