martes, 17 de febrero de 2009


Ella. Se me cae de las manos. La veo pequeña. Llora. Desde el fondo del estanque llega el eco de su vestido rasgado por las piedras. Roja cinta que rompe y envuelve. Sepultura preciosa para ella. Llora. Mis dedos tocan el agua. Y quisiera creer desatando. Otra vez el nudo. Otra vez. Pero ella. Ella no quiere. Delira desde el fondo. Desde lo dulce. Hasta lo hiriente. Ya no la reconozco. Sé que es ella. Es un capullo. Ella. Es una hoja. Ella. Y las hojas caen. Su destino. Mi destino. Tocar el fondo. Dormir.