Hoy fui duramente increpado por una colega. Me pidió que me riera. Dice ella que soy muy serio.
¡Ja, ja, ja!
Me río, sí, ahora, pensando en su ingenuo pedido. Me río de ella secretamente. De ella, que siempre tiene en la cara una sonrisa ideleble. De ella y de sus palabras recortadas de una revista de chimentos. De su "joie de vivre" impostado. De su liviana e intrascendente existencia.
Quizás eso era lo que ella quería, que me riera de ella.